El coro evoca la noche de la conquista de Troya, prendida en una red (el motivo de la red se repetirá en 1372), con toda la secuela de actos de pillaje y violencia, y continúa con los sucesos que motivaron la expedición (rapto de Helena y sus consecuencias). Es un complemento del canto inicial, pero mientras que en la parodos se insiste en presentar a los griegos como vengadores, aquí el acento carga sobre su propia culpabilidad. La expedición ha costado muchas vidas y el pueblo está lleno de dolor ("no sea yo un conquistador de ciudades -471-). Pero a la vez hay duda sobre la veracidad de la caída de Troya