Estudios: Grado en Administración y Dirección de Empresas

Universidad: University of Wollongong (Australia)

Instagram: @_javi_salvador_

 

¿Por qué decidiste estudiar en el extranjero?

Mi primer destino fue Nápoles, cuando estaba en 3º del grado, y fue por lo típico: quería aprovechar la oportunidad de vivir fuera. Yo soy de Almería y quería salir de mi círculo de confort. Me gustó tanto que luego fui a México y, luego, a Australia.

 

 

¿Y por qué Australia?

Tuve un cambio muy grande antes y después de Nápoles. Allí me di cuenta de que había gente con mucho nivel en todos los aspectos y me sentía por debajo. Yo no tenía ni el B1. Decidí que tenía que aprender sí o sí, superar esa barrera.

Australia en realidad era un sueño, y necesitaba un B2 para ir. Cuando regresé a España estuve preparándome el B1 de manera intensiva durante un mes. Luego, durante el semestre en México también trabajé mucho mi inglés.

 

¿Cómo fueron tus primeras semanas en Wollongong?

Estaba abrumado. Entre el jet lag y el acento que tienen me di cuenta de que mi B2 no era suficiente. En México perdí el miedo a irme solo, pero en Australia la primera semana pensaba "Quizás me he pasado de valiente". Pero, por otro lado, me encantaba el lugar.

Me incorporé a las clases un mes tarde y me tuve que meter en cursos de máster. Hice algo que nunca había hecho: ir a absolutamente todas las clases y sentarme siempre en primera fila. Quería aprender lo máximo posible. Me hice amigos de los empollones y de un colombiano con el que me complementaba muy bien: él tenía más nivel de idioma y yo era más extrovertido.

 

¿Qué te gustó más de la universidad?

El nivel académico es altísimo, todo era referenciado, todo era nuevo, pero me lo curré más que nunca. Es lo que me gusta, tener desafíos. Había una asignatura, Dirección de Marketing, donde teníamos que analizar en mucho detalle a una empresa a elegir entre 7. Pero gracias a eso descubrí una empresa, REPLAS (Recycle Plastic Products), donde usan plástico reciclado para ladrillos y mobiliario urbano. Es una idea que me encantaría trasladar aquí a Almería.

 

¿Tuviste algún problema?

La verdad es que toda la Oficina de Relaciones Internacionales, y Mar Vicina en particular, me ayudaron mucho con los papeles. Por ejemplo, en arreglar mi contrato de estudios para meter las asignaturas de máster. Me sentía protegido y apoyado por ellos.

También me ayudaron a conseguir una beca adicional y la U. de Wollongong me dio 3.500€. Mi beca era una UALMundo y con 2500€ para 5 meses no daban para mucho, así que el dinero extra me vino fenomenal.

 

Si pudieras cambiar tu preparación antes de Australia, ¿habrías hecho algo diferente?

Me habría gustado tener mejor nivel de inglés antes de ir allá. A lo mejor me habría preocupado desde más joven de estudiar idiomas. En el instituto no le puse mucho interés, pero en Nápoles me di cuenta de lo valiosos que son y ahora me encanta aprender y practicar idiomas.

 

Desde un punto de vista extra académico, ¿qué es lo más especial que hiciste allí?

Me gusta ir a países muy diferentes, me gusta el shock: la comida de México, lo que sientes al andar por Nápoles... Australia es más fría y no esperaba que hubiera tanto asiáticos. Pero para responder tu pregunta:

aprender a surf. En Wollongong hay surf en todos sitios. Además, es la única manera de juntarte con los australianos, porque son un poco cerrados con los extranjeros.

 

¿Cómo es el lugar?

La ciudad es muy nueva, mediana (son 400,000 habitantes). Hace mucho sol. Tanto que tienen muchos problemas con el cáncer de piel y no era raro ver colas con gente cubriéndose con pañuelos para protegerse del sol. Allí empecé a usar crema solar de protección 50.

Y los alrededores son increíbles, es para perderse mucho. Lo mejor es coger una caravana con amigos y buscar parques naturales (Jervis Bay, por ejemplo, o un lago). Merece mucho la pena cualquier lugar. Es increíble, pero hay sitios donde a lo mejor nunca ha habido nadie antes.

 

Por último, ¿cómo te han cambiado todas estas experiencias de movilidad?

En lo personal siempre he sido muy “echao pa’lante”… dentro de mi círculo. Pero Nápoles me dio mas seguridad. Sentí que me valoraban igual fuera que dentro de Almería. Eso me dio mucha confianza en mí mismo. Ahora siento que puedo ir donde quiera. Si me tengo que buscar la vida en Moscú o en Río de Janeiro, no es problema.

En lo profesional, estoy intentando lanzar una consultora medioambiental. Siempre he sido muy consciente del problema del cambio climático, pero soy buzo y en México e Indonesia he visto fondos marinos que daban miedo: corales muertos, sin color. Para llorar. Eso despertó definitivamente mi conciencia.