Las características que encontramos en estos poemas, como prueba de su composición oral, son:
cantor épico (periodo geométrico, Museo de Heracleion)
Características formales

Desde el punto de vista externo (forma)
    1º)Las invocaciones a las musas, al comienzo de los poemas y en lugares destacados, para que inspire al aedo al canto.
    2º)El lenguaje formulario. Los hombres, los dioses llevan calificaciones fijas: Aquiles es el "de los pies ligeros", Odiseo "el sufridor divino Odiseo", la diosa Atenea "la de ojos de lechuza", etc. Naturalmente, un héroe o dios puede llevar una o varias de estas calificaciones, cada una de una extensión y una estructura métrica diferente. Si nos fijamos más despacio, la mayor parte de los poemas homéricos están escritos con frases hechas, fijas, que se encajan unas con otras y con los nombres seguidos de calificativos para formar los versos. Es como si el poeta compusiera no con palabras, sino con frases. Por ejemplo, a "a él le contestó" o "pero después que oyó esto" pueden seguir distintos grupos de nombre propio y calificativo que hacen de sujeto.
    3º)La lengua arcaizante. La lengua de Homero es fundamentalmente jónico, el del los griegos del centro del Egeo y del centro de la costa de Asia Menor. Pero contiene elementos derivados en definitiva de los dialectos de época micénica y de un dialecto posmicénico, el eolio. Tiene también arcaísmos que no podemos definir dialectalmente. Y formas artificiales, que hacen entrar a ciertas palabras en el hexámetro. Hay, pues, en la lengua contradicciones comparables a las que hemos encontrado en el contenido. Se deben a la misma causa: tradición ininterrumpida de la épica desde el segundo milenio.
    4º)Versos y escenas repetidas. Una misma cosa se dice a veces no ya con la misma fórmula, sino con el mismo verso: "Así dijo y temió el viejo y obedeció a su palabra" es un verso del canto I de la Iliada, donde el viejo es el sacerdote Crises, a quien habla Agamenón, y otro del canto XXIV, donde el viejo es Priamo a quien habla Aquiles. Más todavía: a veces hay grupos de versos que se repiten para narrar una misma escena: cómo se arma un héroe, cómo se prepara una comida. Hay escenas repetidas, apariciones de dioses, transmisión de un mensaje, acogida de un visitante, duelo de héroes, etc.

cantor épico (periodo cicládico)
Características de fondo

Desde el punto de vista interno (contenido)
1º) Empatía: Nos referimos con esto a la especial unión de autor cantor y público. La empatía es el estado emocional de participación colectiva que une a uno y otro. La energía psicomotriz se pone en funcionamiento a partir del martilleo rítmico del verso dactílico, de la concatenación de los contenidos más o menos sabidos y reconocidos de las fórmulas, de la sucesión de elementos narrativos, etc. Dicho carácter viene determinado por la "facies" cultural de esta civilización. Si consideramos el mundo griego hasta finales del helenismo, podremos determinar tres épocas que corresponden a tres tipos diferentes de "facies" cultural: 1) La primera, no alfabetizada, abarcaría Homero, hasta la introducción del alfabeto fenicio. 2) Una fase ya alfabetizada, pero sin que el medio escrito sea el único protagonista (siglo VIII al V-IV). 3) Una fase en la que la palabra escrita asume mayor importancia (época helenística). El primer cambio se produce con la introducción de la escritura, el segundo con la lenta y gradual difusión del libro escrito. Por otra parte, hay que distinguir entre composición oral, transmisión oral y publicación oral. En la primera etapa todo era oral (cultura épica); en la segunda, la composición (y quizá la transmisión) era escrita, pero la publicación suele ser oral (es el caso del teatro: se componía escrito, pero se publicaba en la representación dramática. La lírica acabó siendo igual). Según esta hipótesis, aunque en algún momento (después de la composición oral) los poemas fuesen transcritos (transmisión oral escrita) siguieron publicándose oralmente (no muchos oyentes sabrían leer), por lo que hay que postular una intensa interacción entre el emisor y el receptor.
2) Enciclopedismo: Es inherente a todo el material épico, en su conjunto,, una función descriptiva y normativa que resulta tanto más fuerte cuanto que el poema épico es el único vehículo de los contenidos esenciales de una civilización, es un texto de cultura que transporta los valores universales. El material épico se presenta, pues, como enciclopédico, como una "enciclopedia tribal". El comportamiento respecto a los dioses, las plegarias a las divinidades, los usos del sacrificio, la dignidad del sacerdote, la técnica del embarque y desembarque, las funciones políticas de los jefes, etc., todas estas "escenas típicas" tienen la función (además de la memorística, etc.) de asegurar, dentro de la narración épica, la presencia de un elemento de gran importancia del código político. Pongamos un ejemplo: si un personaje de una novela actual se arrodilla y reza, difícilmente reproducirá el narrador el texto íntegro del "Ave María". Dicho texto está recogido en otro lugar, un "lugar" que lo conserva como contenido cultural, diferente y lejano al texto de la novela; será suficiente con el título de la plegaria. Pero el poeta épico no actúa así. El sacerdote Crises (TEXTO 1: Homero Iliada I, 1) reza a Apolo con una plegaria que está reproducida íntegramente, y sus fórmulas de celebración e invocación se repiten muchas otras veces.
3) Ecumenismo: Consecuencia de lo anterior es que si los contenidos corresponden a una enciclopedia del saber "comunitaria", interesan a toda la comunidad (ecumenismo). El poema épico se constituye en un texto de cultura. La principal característica de los contenidos de la épica es su carácter típico: la descripción homérica de la vida psíquica muestra una marcada tendencia a representar lo que es común y públicamente observable, con preferencia sobre todo lo que es idiosincrático y privado. Tal carácter épico está concebido con la función de interesar a todos los componentes del grupo, que se reúne bajo la voz del que recita.

Aedo
Rapsoda
Aedos y Rapsodas



Los aedos que Homero nos describía no leían: componían o repetían de viva voz, ayudándose de su memoria. Ello era facilitado porque este tipo de poesía abunda en fórmulas, frases hechas para expresar siempre de la misma manera las mismas acciones o los calificativos que se atribuyen a los héroes. Esto es característico de la llamada poesía oral (actualmente en Yugoslavia).
Hay que distinguir a los aedos de los rapsodas que recitaban, no cantaban, la poesía homérica. El aedo (Femio, Demódoco) creaba sin la ayuda de la escritura, cantando (aeoidein "cantar") con acompañamiento de la lira (fórminge). El rapsoda repite poesía épica con la posibilidad de recurrir a un texto escrito (aunque normalmente actuaba de memoria) y lo recitaba marcando el tiempo con un bastón (rabdos). Pero también hay que distinguir a los rapsodas que recitaban poesía homérica en fecha histórica, sobre todo en fiestas (las de Apolo en Delfos, las Panateneas en Atenas), incluso funerarias (Hesiodo nos habla de una de ellas). Estos rapsodas son más parecidos a los juglares medievales. A Homero, en cambio, hay que figurárselo como uno de los aedos que él describe.
Pero él los describe en los palacios de los reyes de la época que inmortaliza en sus poemas; hay que distinguir muy tajantemente entre esta época y la del propio Homero. Mientras que, en efecto, sus poemas se refieren a la época micénica, a Homero hay que colocarlo mucho después, en una sociedad regida por las aristocracias locales después del hundimiento de las grandes monarquías micénicas. Es claro, de todos modos, que un aedo como Homero seguía sintiéndose como los aedos de la época micénica: un "artesano", un hombre libre que viaja y es honrado en las casas señoriales y en las ciudades, que mantiene viva la tradición del pasado, convertida en ideal del presente por sus valores humanos. 
El aedo es, pues, la persona encargada de conservar la poesía épica oralmente. Tras un periodo de formación se convierte en un artesano y en un asalariado. Cada vez que canta el poema lo vuelve a recrear. No aspira a una reproducción memorística del poema, sólo a saberse la historia. Tiene que saber: 1) la saga histórica y 2) los elementos típicos (fórmulas, versos repetidos, escenas típicas, etc.), para recurrir a ellos cuando falla la memoria, pero no tiene que saberse la epopeya palabra por palabra. Va improvisando progresivamente, no puede detenerse a pensar ni volver atrás a retocar nada. El propio cantor puede introducir innovaciones ajenas (es impensable el plagio) o propios (según su estado físico o psíquico). Puesto que vive del auditorio y ha de estar pendiente de él, cuando ve que está cansado corta y acaba con una escena típica. El cantor no tiene concepto de autor, sino que lo original es que sepa arreglar convenientemente el poema.

Agustín García Calvo


Cuando desaparece el aedo con capacidad memorística se pasa al rapsoda, lo que origina el paso de la poesía épica oral a la escrita. Dado que el rapsoda ya no tiene esa capacidad creadora del aedo, entonces surgió la necesidad de la escritura. La primera mención expresa de rapsodas aparece en Heródoto (V 67,1), que atestigua competiciones de rapsodos en el Istmo de Corinto hacia el 600 aJC. Hesiodo, autor que, lo más tarde, compuso sus poemas en el siglo VII, debió de ser ya un rapsoda. Platón en el Ion nos hace un retrato de lo que era un rapsoda, prodigio de memoria.
El Profesor Agustín García Calvo, gramático, poeta, dramaturgo y filósofo español, ex catedrático de Latín en Madrid y prof. Emérito de la misma, ha grabado en griego y en español unos versos del libro IV de la Iliada, tal y como sería recitados por un rapsoda.
Más interesante, si cabe, que la distinción entre aedo y rapsoda es la distinción entre aedo rapsoda y poeta. Si bien es cierto que para los griegos posteriores "el poeta" por antonomasia era Homero, no lo es menos que los modelos griegos de nuestras palabras "poeta", "poesía", "poema" no aparecen hasta la segunda mitad del s. V (y lo mismo el verbo poiein "hacer" en el sentido de "componer poesía"). Los poetas épicos y líricos se calificaban a sí mismos como aedos, un término que no distingue entre el que compone el poema y el que lo canta. En realidad, el nacimiento del término "poeta" y de los demás está en conexión con la necesidad de distinguir, a partir de un momento, entre el compositor y el ejecutante. Dicha distinción no se daba en la tradición épica. El ejecutar era un acto de creación, en la medida en que se permitía una modificaión y esa modificación era sentida como realmente existente. El componer poemas aparte y previamente a su ejecución era inconcebible. No existía un texto fijo compuesto por un poeta y que fuera ejecutado luego una y otra vez por meros cantores. A partir de un cierto momento fue clara la conciencia de que los ejecutantes de la Epica, que ya no cantaban, sino recitaban (rapsodos), no hacían otra cosa que repetir poemas procedentes de un ciclo prácticamente cerrado. No existía al lado de ellos el compositor de nuevos poemas, o si existía, como en el caso de Hesiodo, eran llamados todavía aedos, con el viejo término ambiguo. Los líricos continúan calificándose a sí mismos de aedos, aunque no les falte conciencia de su originalidad, a diferencia de Homero.

Vaso de Dípilon

La fecha de introducción de la escritura suele establecerse hacia el 700 aJC (725, vaso de Dipilón), si bien tuvo que sufrir un periodo de adaptación. Por ello, su existencia pudo haber influenciado algunas fases de la composición de los poemas, pero en absoluto fue utilizada en una fase muy antigua para el registro, en su totalidad, de poemas como la Iliada y la Odisea. Todo lo más los poetas monumentales pudieron tomar notas para ayudarse en la construcción de su complicado relato.