Gea alzándose de la "tierra", ca. 410 a.C. Antikenmuseen,  Berlin
Visión del mundo de Hesiodo
Mutilación de Urano por Saturno. (Giorgio Vasari y Gherardi Christofano. s. XVII. )
Rea conduciendo un león
Rea entrega la piedra a Crono, Pelike de figuras rojas, ca. 475 - 425 a.C.

 "Zeus y Crono" Fragmento del Frontón del Templo de Ártemis en Corfú, ca. 590 a.C.

Zeus: Gigantomaquia en un ánfora de figuras rojas, ca. 400- 390 a.C. Museo del Louvre

Themis, Kylex ateniense de figuras rojas c- V aC, Antikensammlung, Berlin
Del Caos al Cosmos

Según nos relata Hesiodo, al inicio del mundo sólo existía el Caos (espacio puro o la extensión sin ningún contenido, el vacío). Las sucesivas generaciones de dioses representan, en este contexto, el complicado proceso que entraña el paso del Caos al Cosmos, es decir, el paso de la ausencia de Orden Universal a su definitiva presencia. En castellano la palabra Cosmos no sólo alude al universo sino que, en algunos derivados, como cosmética, se utiliza en su acepción de generador de belleza o de higiene. Sin duda, el concepto del Cosmos, dentro de la mentalidad griega presuponía un ideal de hermoso orden justo.
Del Caos surgieron tres generaciones de dioses:

1ª Generación

Urano y Gea fueron la primera pareja de dioses y potencias primigenias, "el Cielo y la Tierra", surgidas del Caos. Junto a ellos apareció Eros, el poder cósmico del amor o de la atracción que actúa sobre dioses y hombres haciendo que éstos se unan. De la unión de Urano y Gea surgieron muchos seres poderosos como los Titanes o los Cíclopes, a los que Urano, por miedo a ser destronado por su descendencia, obligaba a permanecer dentro del seno de su madre.
Gea, harta de padecer los sufrimientos que le provocaba el encierro de sus hijos, decidió aliarse con el más joven y fuerte de Titanes, su hijo Crono, al que le hizo entrega de una hoz de oro para que la utilizara contra su padre en una emboscada que, juntos, habían planeado. Así lo hizo el osado Cronos, quien tomando la hoz con la mano derecha castró a Urano. Luego, con la mano izquierda arrojó los genitales al mar, lanzándolos hacia atrás por encima del hombro, con ese gesto característico que aún seguimos reconociendo en la costumbre de tirar algunos cosas (un poco de sal, una herradura...) para alejar la mala suerte: este gesto se llama apotropaico, palabra que en griego significaba hacer que (el mal) se dé la vuelta. La sangre de Urano fecundó a Gea, quien engendró a los Gigantes y a las Furias. Los órganos genitales, al caer al mar, engendraron a la diosa Afrodita, nombre que en griego significaba precisamente la nacida de la espuma del mar. El carácter negativo que tiene en el mito la mano izquierda puede ser puesto en relación con la mala reputación con que se asocia aún hoy el término siniestro, sinónimo de funesto o malintencionado, en contraste con el sentido que le damos a la palabra diestro. Finalmente, el motivo del hijo menor que con actitud valerosa salva a la prole se repite en ocasiones en el mito y puede reconocerse aún en los cuentos populares infantiles (Los siete cabritillos, Pulgarcito...).

2ª Generación

La muerte violenta de Urano a manos de su propio hijo supone el paso a la siguiente generación: Crono y su esposa Rea, dos potencias primigenias que representan, respectivamente, el Tiempo y la Naturaleza. Los romanos identificaron a Crono con Saturno, y a Rea con Cibeles. Esta diosa en la mitología es representada sobre un carro que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza, a la que incluso se subordinan los poderosos leones que tiran del carro. La leyenda los relaciona con una singular pareja mitológica, Hipómenenes (Melanión, en otras versiones) y Atalanta, que compitieron en una carrera de velocidad. La astucia de Hipómenes -inspirado por la diosa del amor, ya que el premio era la mano de Atalanta- hizo caer al suelo unas manzanas de oro que atrajeron la atención de Atalanta y la distrajeron de la carrera, que perdió. El mito concluye con la unión impía de los amantes dentro de un recinto sagrado de Zeus, quien, irritado, los convirtió en leones. Más tarde Cibeles, compadecida, los habría uncido a su carro.
La generación de los Titanes tampoco trajo consigo el establecimiento de un orden justo, pues el comportamiento de Crono, respecto a su descendencia, se vio condicionado por la maldición que pronunció su padre antes de morir: Urano profetizó la muerte de Crono también a manos de uno de sus hijos. Para evitar este oráculo Crono devoraba a sus hijos nada más nacer. En griego el nombre de Crono se relacionaba con la palabra que significa tiempo. Desde esta perspectiva, el tiempo actúa con los hombres como el Titán cruel de la mitología, devorando o destruyendo los cuerpos de los seres vivos hasta los huesos. Este mito ha sido motivo de atención en muchas obras (Rubens, Goya) como una reflexión más o menos sombría sobre el paso del tiempo. Precisamente, al implacable Crono se le suele representar con una hoz, objeto que también se halla asociado a la imagen iconográfica de la Muerte segando las almas de los vivos.

3ª Generación

La predicción de Urano terminó cumpliéndose, pues Rea, cansada de la actitud destructiva de Crono hacia sus vástagos, salvó a Zeus, el más joven de sus hijos, dando a tragar a Crono una piedra envuelta en pañales. Rea, a continuación, puso a salvo a Zeus en una gruta del monte Ida, en Creta. En la entrada colocó a los Coribantes o Curetes, con el fin de que disimularan con sus estruendosas danzas guerreras el llanto del niño. También dejó en la gruta a la cabra Amaltea (en otras versiones Amaltea es simplemente una ninfa) para que Zeus se alimentara con su leche. Cuando aquélla murió, Zeus con la piel del animal creó la égida, el manto de piel de cabra que más tarde Zeus regaló a su hija predilecta Atenea, sobre la cual la diosa llevaba prendida la cabeza de la Gorgona Medusa para amedrentar a los enemigos. La égida, palabra que en castellano también puede significar protección o defensa, debe su nombre al vocablo griego que significa "cabra". Asimismo, con el cuerno de la cabra Zeus creó la Cornucopia o cuerno de la abundancia, en homenaje a la función nutricia de Amaltea, y del que el poseedor podía extraer todos los alimentos que deseara.
Al hacerse mayor Zeus se enfrentó a su malvado padre, consiguiendo, con la ayuda de la diosa Metis, que Crono tomara un vomitivo y expulsara de este modo a todos sus hermanos que había devorado. Pero lo primero que Crono devolvió fue la piedra que se había tragado en lugar de Zeus. Esta piedra, llamada Ónfalos ("ombligo"), y Zeus la puso en el pico de dos águilas para que la dejaran caer en el preciso lugar donde se encontrasen después de dar la vuelta al mundo cada una por un lado. Este lugar fue Delfos, a los pies del monte Parnaso, morada de las Musas, donde la piedra-ombligo de Zeus marcaba el centro de la tierra. Los griegos instituyeron en él el santuario del dios Apolo que albergó uno de sus oráculos más influyentes en la vida social y cultural de Grecia: el oráculo de Apolo.
Zeus y sus hermanos declararon la guerra a los Titanes, que estaban dirigidos por el gigante Atalante. Esta lucha se conoce con el nombre de Titanomaquia o, en otras versiones, Gigantomaquia. Los dioses de la tercera generación salieron victoriosos y confinaron a los Titanes en el Tértaro y a los gigantes los enterraron bajo enormes montañas. Finalmente, la generación de Zeus fue la última, aquella que representaría la Justicia Suprema, la misma que el padre de todos los dioses y hombres haría extensiva al mundo.
También consiguió esquivar las ocasiones en que parecía que se cumpliría de nuevo la maldición antigua de morir a manos de uno de sus propios hijos, y, así, cuando Metis estaba a punto de tener un hijo de Zeus, éste puesto en sobreaviso de que el hijo que naciera de ambos llegaría a ser más poderoso que su propio padre, evitó el oráculo tragándose embarazada a la diosa Metis. Con el paso del tiempo -continúa la leyenda- Zeus llegó a sentir un fuerte dolor de cabeza, y llamó a su hijo Hefesto  para que le dividiera con su afilada hacha el cráneo. Una vez superada la inicial resistencia del desconfiado hijo, Zeus consiguió que cumpliera el encargo, y de la cabeza abierta de Zeus nació la diosa Atenea. Quizá el mito nos parezca menos chocante si caemos en la cuenta de que Metis en griego significaba "mente", "prudencia", y que la hija predilecta del todopoderoso Zeus no es otra que una hija nacida de su cabeza, como si el mito nos viniera decir que la Sabiduría invicta es fruto de la Prudencia y de la Justicia. Tal es el asunto mitológico que debió contener uno de los frontones del Partenón, el templo que los atenienses dedicaron a su diosa políada, protectora de la ciudad. Zeus gobernó junto a sus hermanos e hijos desde el Olimpo.



 

Orfeo

Ferécides de Siro (c 550 aC.)
Antecedentes temáticos: Dentro de Grecia

 Hay en Hesiodo referencias a varios sistemas cosmogónicos, aunque él los organiza de una determinada manera. Vamos a hablar aquí principalmente de dos mitos (los primeros que encontramos en la Teogonía): el mito de sucesión (TEXTO 11: Hesiodo Teogonía 118-ss) y el de la separación Cielo Tierra (TEXTO 10: Hesiodo Teogonía 1-ss). Dentro del terreno griego encontramos las cosmogonías órficas, si bien estos textos están vinculados, al menos parcialmente, a cultos secretos, "mistéricos", lo que ha favorecido su pérdida casi completa. Según estos textos, atribuidos a Orfeo, el cantor por excelencia, compañero de los Argonautas (creíase que de su descenso a los infiernos en busca de Eurídice, Orfeo había traído informes sobre la manera de llegar al pais de los bienaventurados y evitar, de este modo, todos los obstáculos y trampas que esperan al alma después de la muerte) el principio de todo era la "Noche", que daba origen al Cielo, Urano; éste era el primer rey, al que seguían Cronos y Zeus. Existe aun otra versión de Ferécides de Siro (segunda mitad s. VI) en la que se transparentan ya los conceptos a través de los nombres: Hay tres dioses que "existieron siempre", pero ahora no es Krónos sino Khrónos (Tiempo), quien vierte su semen y produce el fuego, el viento y el agua; otro es Zas = "el Viviente"), forma etimológica relacionada con Zeus y quizá con Gea (chipriota Za);el tecero es Khthoníe (cf. khthon = "tierra"). El trío se relacionaría con Cronos, Zeus y Hera. Si bien la idea de que el semen sea generador no es sorprendente, sí lo es, en este caso, el efecto de la producción (fuego, agua y viento), que tiene ciertas resonancias con la teoría de los cuatro elementos del s. V de los filósofos presocráticos, con la omisión de la tierra, ya que estaba incluida en la triada. Lo que estos filósofos presocráticos pretendían era también explicar, pero de forma objetiva y concreta, el desarrollo del universo a partir de un "principio" (arjé) o varios; cuando a esto se sumó el axioma de la inmutabilidad y la intemporalidad del Ente, la cosmogonía mítica se transformó en una construcción de hipótesis científica. Sin embargo, tanto en las formas de pensamiento como en su manifestación externa, persistieron indelebles huellas de la tradición mítica: una cosa "engendra" otra y de lo Uno nacen los contrarios que se "mezclan" (también en Hesiodo el verbo gignesthai (= "engendrar) unas veces tiene su sentido etimológico y otras simplemente indica la "causa" en el sentido de "principio unitario": los astros "proceden de Astreo. los ríos de Oceano, etc.).

Anu, dios del cielo, y Ea, dios de las aguas subterráneas
Marduk derrota a Tiamat
Antecedentes temáticos: Fuera de Grecia

Pero también se han descubierto relaciones fuera de Grecia, con Oriente Próximo. Las primeras investigaciones se remontan al año 1930, paralelas al desciframiento de las tablillas cuneiformes, especialmente hetitas. Los dos textos más importantes son "El Reinado de los Cielos" y "El Canto de Ullikumi".
Con respecto al mito de sucesión (TEXTO 11: Hesiodo Teogonía 118-ss), en la Teogonía se nos presenta el mundo dividido en tres etapas cronológicas: Urano, Cronos y Zeus. La presentación de esta sucesión es violenta (derrocamientos): Cronos realiza la castración de Urano y Zeus da muerte a Cronos. En las tablillas hetitas encontramos un paralelo, si bien aquí la sucesión es cuádruple y no triple: Alalu, Anu, Kumarbi y el Dios de la Tormenta. Interesa especialmente la relación entre Anu y Kumarbi. En Anu se ha querido ver un paralelo con Urano (raíz An = "cielo"); el aniquilamiento de Anu por Kumarbi es también de tipo sexual. Anu (Urano) es destronado por Kumarbi (Cronos), quien castra a Anu mordiendo y tragando su falo, quedando así preñado de varios dioses terribles (Cronos se traga a sus hijos a medida que van naciendo de Gea); luego los escupe y estos son sembrados en la tierra de donde nacen estos dioses terribles (de las gotas de Urano nacen la Erinias vengadoras, los Gigantes). Desde el interior de Kumarbi el único embrión no arrojado, el Dios de la Tormenta discute cómo saldrá de Kumarbi; finalmente lo hace (textualmente) "por el buen sitio", (en Hesiodo Cronos vomita a sus hijos). El Dios de la Tormenta (Zeus) finalmente gobierna y Kumarbi es relegado (Zeus gobierna y Cronos es desterrado al Tártaro), pero Kumarbi fomenta una rebelión, engendrando de su simiente y una roca al monstruo Ullikummi (Gea, molesta por el derrocamiento de Cronos, pare en unión con éste al dragón Tifón) contra el cual tendrá que luchar el Dios de la Tormenta (Zeus lucha contra Tifón). El nuevo soberano debe hacer una prueba de fuerza para afirmar su poder.
Modernamente se han buscado paralelos con poemas babilonios como el Enuma Elihs (corresponde el título a las dos primeras palabras "Cuando arriba..."; también se le conoce como el "Poema de la Creación"): al principio, antes de existir el cielo y la tierra, sólo existía Apsu (el agua dulce) y Tiamat (el agua salada). Recordemos que para Tales de Mileto el principio era el agua. Luego fueron surgiendo otros dioses, entre ellos Ansar (el universo celeste) y Kisar (el universo terrestre), quienes engendran a Anu, dios del cielo, y Ea, dios de las aguas subterraneas; es decir, se produce la separación cielo tierra. Pero Apsu y Tiamat, molesto por el bullicio de estos dioses nuevos, deciden destruirlos. Ea mata a Apsu y engendra a Marduk. Estos dioses nuevos eligieron a Marduk como paladín para luchar contra Tiamat (convertido en monstruo), al que vence y corta por la mitad, lanzando una parte hacia arriba, para contener las aguas que caen en forma de lluvia, y otra hacia abajo, que se convertirá en la tierra con sus aguas subterráneas, creando el cielo y la tierra (separación del huevo órfico, etc.). El paralelo con la Teogonía surge al comparar la pareja Apsu y Tiamat con la de Urano y Gea (aunque también se dan diferencias; la idea del padre destronado por su hijo está ausente aquí). Más que en lo referente al mito de sucesión, encontramos referencias con el mito de separación. La reduplicación de la separación cielo tierra que encontramos en el Enuma Elish la encontramos también en la Teogonía, aunque con dificultad: si la cosmogonía hesiódica comienza con el advenimiento de una profunda grieta (Kaos) entre cielo y tierra, antes tuvieron que estar unidos (como en los relatos órficos). Luego surge Gea y de ella, sin unión, Urano, o sea, cielo tierra pero ya como pareja antropomórfica y no como entidades antropomórficas. La duplicidad también la encontramos en el Génesis: en el primer día se creó el cielo y la tierra, en el segundo el firmamento cielo y en el tercero la tierra seca. Pero aquí esto es obra de un dios sobrenatural y no forma parte del mundo natural como en la Teogonía o Enuma Elish.
Tras todo esto se puede concluir que, o bien hay un influjo oriental sobre la Teogonía hesiódica, o bien se trata de concepciones teogónicas paralelas e independientes. Una postura u otra obedecen al interés de privilegiar el paralelismo o las diferencias. En los años 1930 la opinión fue de optimismo desatado (se publican unos textos que para el filólogo clásico son exóticos). Siempre juega un papel importante el deseo de encontrar precedentes a la civilización griega, para insertarla en un proceso cultural, lo que favorece los paralelos. Luego hubo una etapa de bajón en el optimismo con un proceso de revalorización. Esto está en relación con los descubrimientos en Nipur de nuevos textos. En contra del influjo opera sobre todo el hecho de que los mitos de sucesión sean relativamente parecidos. Lo encontramos en otras civilizaciones que por definición nada tienen que ver con H. Pero no se puede rechazar del todo este influjo, aunque tampoco se puede dar un carácter determinante. Lo que no hay es desde luego un influjo en las artes plásticas.
¿Cómo se produjo el influjo? O bien en el segundo milenio o en el primero. Si se admite el segundo caso las posibilidades son múltiples: los fenicios podían haber sido los transmisores (el mismo padre de Hesiodo podía haber venido de Asia Menor). Pero es más posible la primera. En el segundo milenio hay una gran permeabilidad entre las dos orillas del Egeo.